Borde Ciudad Naturaleza
- Daniel Fernando T.
- 13 sept 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 31 mar 2021
Cuando se habla de Sudamérica en términos geográficos y paisajísticos la imagen más común suele ser de la región Amazónica; sólo algunos reconocen el hecho de que existe un páramo junto a la playa en la costa norte, contra el Caribe. Esta es la puerta a una geografía de grandes alturas, desiertos y páramos.
Con esto no se quiere decir que haya primacía de una condición geográfica sobre la otra, mejor, se quiere resaltar la necesidad de complementar la imagen con el apoyo de la enorme cadena montañosa que construye la otra mitad del cono suramericano. La capacidad de los páramos de condensar agua proveniente del océano y llevarla por escorrentía hasta la selva en forma de afluentes y ríos, nos hace evidente la necesidad de pensar la región de la amazonía en conjunto con el mayor peligro que se encuentra en lo alto de las montañas y capaz de consumir irresponsablemente su agua, sin crear ciclos de retroalimentación ambiental: sí, hablamos de las ciudades de alta montaña y su relación con la producción de agua.
DE LA FUENTE A LA CIUDAD
¿Existe la “ciudad ideal”? Sin caer en relativismos, se dirá que una ciudad, idealmente, debería mimetizarse con su entorno natural: debe tomar tonos camaleónicos en su funcionamiento ecosistémico, y construir amplias y distintas redes de conectividad para la participación social. Siendo así, podríamos seguir imaginando, o mejor dicho, proyectando, cómo las ciudades de alta montaña de la cordillera de los Andes, podrían asumir el reto de convertirse en bordes de protección de la producción de agua natural potable, y así mismo soportes esenciales para la humedad selvática.
La ciudad de Bogotá,hace parte de este grupo de ciudades con grandes responsabilidades ambientales por encontrarse en las mediaciones de 9 páramos afluentes, principalmente, del río Orinoco.
Si tenemos en cuenta las dos recomendaciones que se hicieron para el desarrollo de las ciudades latinoamericanas como proyectos sostenibles,se torna muy llamativa la idea que tiene actualmente la administración de Bogotá de ampliar la escala en la planeación, de proyectos metropolitanos a una escala de relaciones regionales. Si pensamos en los bordes de las vías ferroviarias hoy por hoy abandonadas y la función del espacio público en una ciudad-páramo las ideas comienzan a brotar.
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